23.09.16 – 14.01.17
Una de las líneas de investigación más importante en la obra de Luis Felipe Ortega tiene que ver con el silencio y el vacío como mecanismo para la construcción de subjetividades. El artista lo ha abordado desde un sentido filosófico que deviene en una condición política del individuo. Para esta exposición ha decidido abundar sobre esa misma condición pero invirtiendo la ecuación: partiendo de la posición política de lo que implica invisibilizar desde el estado mexicano, la tarea es posicionar al espectador frente a ese vacío y fijar el eje para su subjetividad crítica. La pieza central de la exposición remite a la desaparición de los 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa.
A Luis Felipe Ortega le interesa delimitar los modos en que el arte contemporáneo se aproxima a la construcción de discursos críticos sin caer en enunciados panfletarios e ilustrativos. Desde el silencio como zona de alto riesgo (citando a Pasolini, Nono, Abbado), hay una ruta para ir hacia el vértigo y la oscuridad del presente. En ese sentido, la compañía de escritores como William S. Burroughs, Céline Beckett, Jean Genet y Truman Capote es fundamental en esta exposición.